Durante los viernes 16 y 23 de mayo se llevaron a cabo dos talleres en el Centro Corazón —organización apadrinada por la Facultad— que tuvieron como objetivo tender puentes entre la ciencia y el arte, para que las niñas y los niños que concurren a dicha institución pudieran conocer y reflexionar sobre la biodiversidad del río Cuarto.
Las actividades se enmarcaron en el proyecto de extensión Arte subacuático: explorando la biodiversidad de nuestro río, impulsado en conjunto por la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la UNRC y el Museo de Bellas Artes de Río Cuarto.
El primer taller, titulado Lo que el río guarda: revelando lo invisible con arte, fue coordinado por las artistas Jimena Mateo y Bibiana Borghi. A través de la técnica del esgrafiado —que consiste en raspar una superficie oscura para descubrir lo que se oculta debajo—, las niñas y los niños representaron animales, algas, bacterias y otros organismos presentes en el ecosistema acuático. De esta manera, el arte se transformó en una herramienta de exploración que invitó a mirar con nuevos ojos lo pequeño y muchas veces imperceptible de la vida subacuática. Así como el microscopio revela lo diminuto y escondido, este ejercicio artístico propuso nuevas miradas, imaginación y expresión sobre el ecosistema del río.

Una semana más tarde, el pasado viernes 23, se desarrolló un segundo taller orientado a la indagación científica. Estudiantes de la asignatura Metodología de la Investigación de la Licenciatura en Ciencias Biológicas propusieron a las niñas y los niños jugar a ser investigadores. A partir del ciclo de indagación —observar, preguntar, investigar y responder— se generaron dinámicas de exploración del entorno. Guiados por los doctores Hugo Varela, Ana Furlan, Julián Valetti y Selene Babini, docentes del Departamento de Ciencias Naturales, los y las participantes se preguntaron, por ejemplo: “¿Dónde hay más insectos en el patio?”, “¿Por qué algunas zonas están más húmedas?” o “¿Por qué los árboles pierden sus hojas?”.
Ambas propuestas permitieron acercar a las infancias a la comprensión del ambiente desde una mirada integral, que combina sensibilidad artística con pensamiento crítico. Este proyecto, coordinado por las doctoras Selene Babini y Luciana Cibils, busca fomentar el vínculo con el entorno natural desde el juego, la creatividad y el conocimiento, sembrando así una conciencia ecológica en las nuevas generaciones.