Son matrimonio, padres de dos niñas, trabajan y se graduaron de Analistas en Computación

Fernando Maidana y María Cecilia Giacardi se conocieron en la UNRC cuando empezaron a estudiar Analista en Computación. Se casaron, tuvieron dos hijas y formaron una familia. Tras haber abandonado la carrera para comenzar a trabajar, retomaron sus estudios a través del programa Potenciar la Graduación y juntos finalizaron la carrera universitaria.

Con mucho esfuerzo, compromiso y dedicación, Fernando y María Cecilia lograron terminar la carrera de Analista en Computación. Entre las obligaciones del hogar, las exigencias de su trabajo, pero con la esperanza que con la titulación surjan nuevas oportunidades laborales que le permitan una mejor calidad de vida a su familia, ambos cumplieron un sueño compartido, graduarse de aquella carrera que comenzaron a cursar hace unos diez años atrás y que habían abandonado.

Esto fue posible gracias a una segunda oportunidad que surgió en el marco del proyecto Potenciar la Graduación, una propuesta académica para que puedan finalizar sus estudios y egresar los alumnos que por alguna razón dejaron de cursar la carrera.

“Vimos por internet que la universidad abrió la posibilidad de poder recibirnos a través del programa Potenciar la Graduación. Allí comenzó esto que hoy concluyó con el trabajo porque para nosotros era cada vez más difícil poder venir y terminar lo que nos faltaba de la carrera porque trabajando y con familia todo se pone muy cuesta arriba”, dijo María Cecilia Giacardi, quien junto a su marido tienen una empresa familiar que brinda servicios de computación y soluciones informáticas.

A partir de esta oportunidad fue que se decidieron a finalizar su etapa como estudiantes universitarios y recibirse de analistas. “Nos inscribimos y empezamos a realizar el proyecto que era lo que nos faltaba, con Francisco Bavera como director de tesis”, contó Cecilia.

 

Nuevas oportunidades

Fernando Maidana recordó que habían terminado de cursar en el 2002, pero “después fueron surgiendo otras cosas y uno va postergando lo que es recibirse, por ahí en un primer momento uno no se da cuenta de lo que significa tener un título, y hoy es necesario para poder conseguir cualquier trabajo o ampliar los horizontes”, reflexionó a minutos de haber rendido el trabajo final.

María Cecilia dijo que en su momento no se habían hecho la idea de la importancia del título. “Uno le quiere dar algo mejor a los hijos y sin un título cuesta. Con este paso seguramente se nos abrirán nuevas posibilidades”, expresó esperanzada la mamá de dos niñas, esposa y flamante graduada universitaria.

Fernando dijo que sin el título universitario “hubo muchos trabajos a los que no nos hemos podido presentar”, y agregó: “Si bien teníamos el conocimiento, nos faltaba la titulación que avale esa formación. Ahora seguramente se abrirán nuevas posibilidades de trabajo, y a partir de eso podremos brindarle a nuestra familia algo mejor”.

 

Unidos por la computación

La historia de María Cecilia y Fernando está marcada por la Computación. “Nos conocimos cursando la carrera, luego nos casamos y ahora conformamos una familia con nuestras dos hijas: Agostina de 8 años y Selene de 4 años, que nos están esperando en casa”, contó María Cecilia.

Ambos llegaron de distintos lugares de nuestra provincia a la UNRC a fines de los 90´ con el sueño de graduarse de la carrera de Analista en Computación. Cecilia desde Chaján y Fernando dejó Diego de Rojas, un pueblito del noreste cordobés. Su interés y pasión por la Computación los encontró, formaron un matrimonio, tuvieron dos hijas y ahora cumplieron ese sueño personal pero compartido, terminar sus estudios universitarios.

 

El trabajo final, un proyecto matrimonial

Cecilia y Fernando vivieron un momento muy especial en su vida no solamente porque rindieron la tesis que les permitió graduarse, sino porque lo hicieron juntos, como matrimonio. “Es algo muy particular. Hay un corolario del esfuerzo propio, de nuestros padres, de nuestra familia y lo más importante el mensaje para nuestras hijas de que no bajen los brazos, aunque pase el tiempo siempre hay oportunidades”, expresó María Cecilia, con los ojos brillosos de emoción.

“Es un momento muy difícil de explicar lo que pasa por cada uno de nosotros porque son sentimientos encontrados y muchas cosas juntas”, dijo Fernando y agregó: “Vienen a la cabeza todo el esfuerzo que hemos realizado, las cosas que hemos pasado, es un momento lleno de felicidad”.

Ambos remarcaron que realizaron un gran esfuerzo para poder terminar porque tuvieron que distribuir el tiempo entre las obligaciones del trabajo y las demandas propias de la vida familiar. “Era fundamental aprovechar las horitas que las chicas estaban en el colegio porque después con las demandas de la nena, organizar la casa y más las cosas del trabajo se complicaba para concentrarse en el trabajo final”, comentó Cecilia con una sonrisa en el rostro propia de la satisfacción y la alegría de haber dado un paso muy importante en sus vidas.

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