La Dra. Eugenia Benito, geóloga de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNRC, se sumó a una expedición científica internacional que estudia cómo se preservan los fósiles del futuro en un entorno moderno. Investigan el megaabanico del río Pilcomayo, un entorno clave para entender el pasado de la Tierra.
En Paraguay, un entorno natural único permite a los científicos examinar huesos actuales en ambientes sedimentarios modernos para comprender mejor el registro fósil y reconstruir ecosistemas antiguos.. En ese escenario se desarrolla un innovador proyecto de investigación internacional, en el que por primera vez participa una geóloga de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
La expedición se lleva a cabo en el Chaco paraguayo, en el megaabanico del río Pilcomayo, siendo el más grande del mundo. Allí, investigadores de distintas disciplinas y países trabajan juntos para entender cómo los restos de animales actuales, cómo sus huesos se desplazan y se entierran, pueden ayudar a explicar cómo se fosilizaron especies como el Tyrannosaurus rex o el Triceratops hace millones de años.
El proyecto, titulado “Fósiles del Futuro en Abanicos”(Future Fossils on Fans), es liderado por el Dr. Jason Moore, de la Universidad de Nuevo México (EE.UU.), y reúne a científicos y estudiantes de Paraguay, Estados Unidos y Argentina. Desde este año, se sumó a integrantes del grupo de Geomorfología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la UNRC.
La Dra. Eugenia Benito, geóloga e integrante del equipo, participa en el análisis de la forma del paisaje, además de describir los sedimentos de las zonas de estudio. “Estamos contribuyendo en el estudio geomorfológico, ver cómo es la dinámica de ese ambiente y, principalmente, haciendo descripciones de la sedimentología del abanico”, explicó.
Benito detalló además que lo interesante del estudio es que “observan dónde y cómo muere un animal en las áreas de estudio, cómo se desarticulan y desplazan los huesos, cómo y qué tan rápido se entierran en los distintos ambientes geomorfológicos”. Esa información permite luego interpretar lo que se ve en fósiles reales: “Logran explicar muchos de los patrones de preservación que ven en los huesos antiguos a partir de esos procesos que hoy en día se están dando”.

¿Por qué el Pilcomayo?
La mayoría de los lugares que estudian los paleontólogos son zonas donde la erosión elimina rápidamente los restos. Pero el río Pilcomayo, en cambio, acumula sedimentos constantemente. Por eso, es un excelente laboratorio natural para observar qué condiciones permiten que los huesos se entierren y conserven.
“Ellos querían buscar un lugar activo de sedimentación, y frente a eso aparecen los megaabanicos aluviales. Uno de estos es el Pilcomayo, que es muy grande y está en Paraguay”, indicó Benito. La zona de estudio se ubica en lugares remotos como Pozo Hondo y General Díaz, en pleno Chaco seco.
Durante la campaña de este año, que se desarrolló entre el 26 de junio y el 15 de julio, el equipo recorrió diferentes zonas, localizando restos de animales como capibaras y caimanes. “A la mañana nos dividíamos en grupos según nuestros objetivos, por lo general éramos dos o tres grupos de paleontología (aquellos que buscaban los elementos esqueléticos “fósiles modernos”, otros que se encargaban de micrositios de vertebrados y/o grupos que instaban cámaras de seguimiento de fauna) y otro de geomorfología y sedimento. Nosotros, íbamos reconociendo en campo los distintos ambientes geomorfológicos que habíamos visto previamente en gabinete, y ahí hacíamos calicatas para poder hacer las descripciones de los sedimentos. También nos encargábamos de hacer relevamiento con drones”, relató.

Una experiencia de formación y encuentro
Además del aporte científico, la participación de la UNRC en este proyecto representa una gran oportunidad para el trabajo interdisciplinario. “Permite una excelente vía para establecer vínculos con otras universidades y promover el intercambio académico e interdisciplinario a nivel internacional”, subrayó la geóloga.
El valor pedagógico es, para Benito, un eje fuerte del proyecto: “Tiene como objetivo llevar a los alumnos al campo y que vean cómo es la experiencia y técnicas de campo. Es una gran oportunidad para ellos, ya que no es fácil una campaña con tanta gente en el campo, se necesitan muchos recursos. Pero es en el campo donde realmente se aprende la profesión”. Además, resaltó el valor de compartir el trabajo con investigadores de distintas disciplinas y países: “He visto trabajar interdisciplinariamente entre geólogos, biólogos, paleontólogos… y de culturas también tan distintas. Eso te enriquece muchísimo”.
La inclusión del grupo de Río Cuarto se logró gracias al trabajo sostenido de la Dra. Susana Degiovanni, referente nacional en geomorfología. “Gracias a ella, que por mucho tiempo contribuyó en el trabajo de la geomorfología en el país y tuvo una importante visibilización, nos contactan desde otro país. Realmente es un orgullo para el grupo y para la universidad”, expresó Benito.
Finalmente, valoró la originalidad de la propuesta: “Es bastante novedoso esto de estudiar huesos nuevos para entender fósiles viejos. Nos pareció súper interesante ese aspecto del proyecto, que además nos invita a mirar el presente para comprender mejor el pasado”.
El Chaco como laboratorio viviente
El proyecto no solo busca responder preguntas del pasado, sino también acercar la ciencia a la sociedad. Durante julio, se realizaron transmisiones en vivo desde Paraguay y eventos virtuales, desde las cuentas de Instagram de Honors College (UNM) y del Gran Rapids Public Museum, para compartir los avances con el público.
Gracias a esta experiencia única, los suelos y paisajes del Chaco se convierten en testigos del pasado remoto de la Tierra. Este grupo interdisciplinario, con su conocimiento del presente, ayudan a desenterrar secretos milenarios.
El megaabanico del Pilcomayo es el más grande del mundo. Su comportamiento natural, casi sin intervención humana, lo convierte en una joya científica para entender cómo se formaron los fósiles que hoy nos fascinan en museos de todo el planeta.