“La educación superior de calidad reporta beneficios colectivos para toda la sociedad”

 Así lo expresó la Dra. Marisa Rovera, decana de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales en el discurso que brindó durante la 282ª colación de grado y posgrado de la Universidad Nacional de Río Cuarto, realizada este viernes de manera presencial y virtual.

En el acto realizado a las 13 horas, nuevos egresados de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales y de la Facultad de Ciencias Humanas recibieron sus diplomas.

La ceremonia fue presidida por el recto Roberto Rovere, quien estuvo acompañado por el Prof. Jorge González, vicerrector de la UNRC; la Dra. Marisa Rovera, decana de Exactas; el Prof. Flavio Dandrea, decano de la Facultad de Ciencias Humanas; y el Prof. Sergio González, secretario académico de la UNRC. También estuvieron presentes demás autoridades de la universidad y de las facultades, graduados y familiares.

Por una cuestión de protocolo y aforo, algunos graduados siguieron la ceremonia a través de videoconferencia desde sus respectivos hogares. De esta manera, la ceremonia se realizó con modalidad mixta (presencial y virtual).

Luego del juramento y la entrega de diplomas, la Dra. Marisa Rovera tuvo la oportunidad de dirigirse a los flamantes graduados universitarios.

En el comienzo de su discurso, la decana de Exactas remarcó que esta colación de grado y posgrado se da en un año diferente, que demandó en docentes y estudiantes nuevos saberes tecnológicos y novedosas formas de comunicación e interacción y, por otro lado, y en el que la UNRC cumplió 50 años.

En este marco y reflexionando sobre el rol de la UNRC en particular y de las universidades en general, la decana consideró que hay dos interrogantes que surgen del quehacer institucional: ¿Qué profesionales forman las universidades? ¿Cómo contribuyen las instituciones universitarias a mejorar la calidad de vida de la población?

En esta línea, la Dra. Marisa Rovera manifestó: “Las instituciones de educación superior enfrentan el gran reto de ampliar su capacidad de respuesta frente a las nuevas exigencias y a las crecientes demandas de profesionales capaces de insertarse plenamente en los procesos sociales, productivos y científicos, en un contexto complejo, caracterizado por las heterogéneas situaciones económicas, los vertiginosos cambios tecnológicos y la amplia diversidad socio-cultural. Desde una perspectiva integral, para la educación superior, el desafío es formar profesionales, no sólo desde el punto de vista del saber y saber hacer, sino también desde el saber ser, desde el plano ético y moral”.

Consideró que “La ética y los valores constituyen las bases fundamentales para la participación del estudiante y del graduado en la transformación de la realidad social del país, asumiendo un papel relevante en la solución de los problemas y orientando sus acciones a la construcción de una sociedad justa y solidaria”.

La decana remarcó que “la educación superior de calidad reporta beneficios colectivos para toda una sociedad. Para los egresados, la calidad se traduce principalmente en beneficios, tales como: mayores posibilidades laborales, una trayectoria laboral ascendente, hechos que en definitiva desembocan en una mayor movilidad social, la cual generará una mejor calidad de vida y un manejo responsable en la toma de decisiones, ya que el egresado se siente comprometido con la sociedad y decide regresar a ella parte de los beneficios recibidos”.

En este marco, dijo que el verdadero reto de la universidad con sus egresados es generar espacios de los que surjan gestiones y acciones conjuntas, que le permitan a la institución “conocer el impacto real de su accionar, así como también realizar los cambios necesarios para adecuarlo a las realidades de la sociedad”.

Memoria institucional y tiempo de balance

Por otra parte, la decana recordó que el pasado 5 de diciembre y como ocurre desde hace 14 años, “esta comunidad universitaria conmemora un hecho muy triste; desde entonces y cada año se celebra el Día de la Memoria, la Reflexión y la Vida; una memoria colectiva de un hecho institucional trágico del pasado que nos interpela y compromete en acciones permanentes, del presente y del futuro”.

La Dra. Marisa Rovera trazó un balance de lo realizado durante este 2021 y aprovechó la oportunidad para remarcar el compromiso de las universidades públicas en general y de la UNRC en particular, demostrado en el contexto de pandemia.

“Aun con impactos que deberán ser evaluados, particularmente en términos de calidad y equidad, las instituciones dieron respuestas a través de su vocación de innovación, dando continuidad a las actividades académicas, formativas e investigativas y con aportes significativos de conocimientos científicos y tecnológicos. Una vez más, las universidades públicas han aportado soluciones a problemas emergentes, asumiendo de ese modo su liderazgo social”, destacó la decana de Exactas. 

Si bien el sistema universitario público nacional de nuestro país es fuertemente presencial, la Dra. Marisa Rovera consideró que la experiencia vivida durante esta pandemia “marcará un antes y un después, con proyecciones en diferentes perspectivas que giran en torno a los escenarios social, administrativo y pedagógico-didáctico”.

En este contexto, afirmó: “La realidad nos convoca al debate y acción frente a nuevos desafíos, a repensar el valor de la experiencia de aprendizaje presencial, una reflexión que atesore lo que hemos descubierto en las experiencias remotas y que nos lleve a integrar lo mejor de ambos mundos, en pos de una enseñanza universitaria inclusiva y de calidad”.

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